Nadie pone en duda que el sol es imprescindible para que haya vida en la Tierra, al mismo tiempo que todo el mundo asegura que un exceso de sol sin protección puede tener efectos muy nocivos para las personas. Y para entender sus consecuencias debemos comprender bien cómo funciona la radiación solar.

¿Qué es la luz solar?

La luz emitida por el sol es una energía de radiación que comprende diferentes tipos de rayos (UVA, UVB, UVC, IR, entre otros...). Gracias a la capa de ozono a nosotros nos llegan las radiaciones menos agresivas pero con la creciente contaminación ésta se debilita y da lugar al paso de cada vez mayor radiación que compromete, entre otras cosas, nuestra salud.

La radiación ultravioleta (UVA y UVB) es la más conocida y la que más nos afecta, porque no es filtrada por la capa de ozono. La primera llega a la dermis, es la causante del bronceado, pero también de hiperpigmentación, arrugas y pérdida de elasticidad.  La segunda llega a la epidermis, pudiendo ser la causante de enfermedades como el cáncer de piel, además de eritemas (rojeces y quemaduras) y alergias solares. Es la más peligrosa entre las 10 y 14 horas.

Las UVC son ondas cortas absorbidas por la capa de ozono y la IR (Infrarrojos) provoca las arrugas profundas al degradar las fibras de colágeno y elastina .

Beneficios del sol para nuestro organismo

• Estimula la síntesis de vitamina D, muy importante para nuestra salud y en especial la de los niños y personas mayores ya que previene el raquitismo y la osteoporosis.
• Estimula la síntesis de los neurotransmisores responsables del estado anímico.
• Favorece la circulación sanguínea.
• Actúa en el tratamiento de algunas dermatosis.

¿Cuáles son los efectos negativos de la exposición solar sobre la piel?

La exposición solar puede provocar:

• Efectos agudos: eritema o quemadura, cambio de color (bronceado) y sensibilidad solar o “alergia solar”.
• Efectos crónicos o tardíos: fotoenvejecimiento y fotocarcinogénesis (tumores en la piel).

Efectos nocivos del sol  

Podemos dividirlos en dos grupos:

• Los visibles: Además de las quemaduras, existen otras como las manchas en la piel inmediatas (que ocasionan los rayos UVA), arrugas y cataratas (a medio plazo), y a la larga cáncer cutáneo o tumoraciones superficiales. Los rayos UVB pueden causar eritema actínico (enrojecimiento de la piel con o sin inflamación). Días más tarde, la capa córnea (la más externa de la hepidermis) se agranda y se intensifica la pigmentación.
• Los invisibles: a largo plazo, los rayos UVB son absorbidos por el ADN causando alteraciones en el genoma y los UVA se transforman en radicales libres, que alteran el material genético y saturan los sistemas defensivos de la piel. Como consecuencia proliferan células anormales y se pueden formar carcinomas o melanomas.

¿Todas las pieles tienen la misma sensibilidad al sol?

 Por supuesto que no, en función a la sensibilidad solar y a la capacidad del bronceado clasificamos los tipos de piel en 6 fototipos

Las principales medidas para evitar estos efectos nocivos son:

1. Iniciar las exposiciones progresivamente.
2. Evitar la exposición solar entre las 12 y las 16 h. El nivel de radiación es más elevada en esta franja horaria del día.
3. Usar gorro, gafas de sol, aplicar un fotoprotector adecuado al tipo de piel por lo menos 30 minutos antes de la exposición.  Vuelve a aplicártela cada 60-90 minutos.
4. No olvides utilizar tu protector labial.
5. Aplicar la protección aunque el día esté nublado.
6. Extremar las precauciones en embarazadas, niños y ancianos.
7. No usar perfumes durante la exposición solar.
8. Consultar a su farmacéutico en el caso de tomar medicamentos (algunos son fotosensibilizantes).
9. Hidratar muy bien la piel después de las exposiciones, preferiblemente con lociones calmantes.
10. Conjuntamente con todas estas medidas, y sin que las sustituyan, utiliza un suplemento de plantas naturales o un complemento vitamínico para contrarrestar los efectos negativos del sol.

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Soy Maria Olaya y puedes encontrarme por las mañanas en mtfarmàcia.