Los sofocos en la menopausia

Los sofocos son el síntoma más frecuente y precoz de la menopausia. Son crisis de vasodilatación cutánea, con sensación de calor que asciende desde el tórax al cuello y a la cara, acompañadas de enrojecimiento cutáneo y sudoración profusa.
Parece ser que son una alteración del control regulador de la temperatura, situado en la zona cerebral hipotalámica. Un factor desconocido activa el mecanismo de la pérdida de calor que va acompañado de una dilatación de los vasos sanguíneos y sudor; posteriormente se estimula el mecanismo de conservación del calor con vasoconstricción y escalofríos.

En otras palabras, cuando comienza un sofoco el cuerpo intenta perder calor, necesita enfriarse, y responde produciendo vasodilatación para bajar su temperatura. De esta forma cuando pasa el sofoco tenemos frío.

Estos síntomas pueden aparecer unos años antes de la menopausia y suelen durar 5 años o, en algunos casos, hasta muchos años después de aparecer la menopausia (incluso 25 años), aunque su intensidad va disminuyendo con el paso del tiempo.
Los padecen aproximadamente entre un 15 y un 50% de las mujeres de edad superior a 40 años con ciclos menstruales regulares antes de la transición perimenopáusica. Este porcentaje aumenta a medida que se acerca el momento en que cesa la menstruación, pudiendo padecerlos hasta un 85% de personas en etapa de postmenopausia.
Aproximadamente un 15% de mujeres en la década de los 60 y un 9% en torno a los 70 sufre sofocos.  Por ello, en base a la severidad y frecuencia de los síntomas, suele ser recomendable iniciar un tratamiento para reducirlos o eliminarlos.

Frecuencia y duración de los sofocos

Los sofocos pueden aparecer tanto de día como de noche. Suele ser habitual que empiecen a manifestarse por la noche, y después se noten también durante el día. Los nocturnos hacen que se agraven los trastornos del sueño e insomnio típicos también de esta época.
La frecuencia de su aparición depende de cada mujer, algunas padecen uno al mes y otras los experimentan cada media hora. La mayoría de mujeres sufre sofocos esporádicos y moderados.
La duración de los sofocos es variable, entre dos y seis minutos, pudiendo haber sofocos de mayor duración.
Algunas circunstancias propician que tengamos más, como el estrés, el cansancio excesivo, situaciones que nos alteren emocionalmente, el ambiente caliente y húmedo, el exceso de grasa corporal, el espacio cerrado y la ingestión de café, alcohol o comidas muy especiadas.

Posibles tratamientos

Bueno, hasta aquí la teoría. En la práctica, y como todas las que sufrís de sofocos sabéis, lo más efectivo es la terapia hormonal sustitutiva, que te recomiendo si además de sofocos intensos sufres otras alteraciones. Pero tiene sus contras, sobre todo si llevas más de 5 años hormonándote, ya que puede favorecer la aparición de cáncer de mama.
Lo peor para mí son los sofocos por la noche que no me dejan descansar bien, como si alguien me fuera despertando en mitad de la noche un montón de veces.
Yo lo he probado casi todo, y lo único que me ha funcionado al cien por cien son las hormonas. Pero si no se quiere o no se puede seguir esta terapia, tenemos varias soluciones naturales que, aunque no harán que te desaparezcan los sofocos, sí te ayudarán a que los sufras menos intensamente y en menor proporción. Por ejemplo el extracto citoplasmático de polen, la salvia, el aceite de onagra, o fitoestrógenos (estrógenos de origen vegetal), contraindicados si has sufrido cáncer de mama. Si prefieres la homeopatía puedes tomar Belladona.
Si además de sofocos padeces otras alteraciones típicas de la menopausia puedes encontrar estos productos que he mencionado anteriormente combinados con otros que te ayudaran a mejorar los síntomas en general, como, por ejemplo, ‘Vitaestro’, de laboratorio Vitae.
Para la noche cualquier sedante te puede ir bien dependiendo de lo fuertes que sean los sofocos. Si no son muy intensos y seguidos, las pautas naturales son las mejores, ya que el tratamiento suele ser largo y las terapias naturales tienen menos efectos secundarios ni te producirán adicción. Hay muchas plantas tranquilizantes pero yo te recomiendo la pasiflora, o las infusiones de Yogi Tea (en concreto, ‘Buenas noches’) que lleva varias plantas con efectos muy relajantes. Si prefieres la homeopatía, Sedatif es una buena opción, aunque también te puedes tomar las plantas y la homeopatía a la vez para lograr mayor efectividad.
Que te funcione una terapia natural u otra dependerá de tu organismo. Mi recomendación es que pruebes hasta encontrar el más idóneo para ti. Y en este proceso no estás sola, en la farmacia te podemos ayudar.

Merce Tortras, Farmacéutica Titular de mtfarmàcia